En un día como hoy, tu día, no quería dejar de escribirte. Son muchos años los que me insististe para que desarrollara esa habilidad que, según tú, siempre tendré. Y ahora, allí donde estés, sé que me darás ese pequeño empujón que necesito para acabar de sacar mi talento hacia fuera. Espero que nunca pierda el buen gusto musical que intentaste transmitirnos. El stabat mater de Pergolessi hasta The mamas and The papas, qué grande. Y así mismo sigo dibujando. Por ti, porque me recuerda a ti y nunca dejaré de hacerlo. Ahora más que nunca, gracias. Desde unas humildes letras en un sitio perdido en internet trato de hacerte llegar esto, y no es que necesite que sepan qué siento, sino que se enteren que fuiste un grande. Hoy me contaron que cuando te miraron, allí, alguien se te quedó viendo y de su boca salieró un «es que era cojonudo…».
Por esas «Paus» que ahora se piden en el bar en lugar de una Mahou. ¡Brindamos! ¡Feliz cumpleaños!